Durante mis primeros años como estudiante me preguntaba porque otros si pueden trabajar en el ámbito de la comunicación ya sean abogados como presentadores, modelos como presentadores, amigos del gerente como encargados de relaciones públicas, no nos olvidemos de las “Amigas” como productoras, Diseñadores gráficos como jefes de prensa, bachilleres como periodistas, en fin… tengo miles de ejemplos como esos durante toda mi experiencia laboral que sumada llega a más de 10 años.
Pero el desencanto de la profesión no viene del otro lado, del lado que contrata, que si bien tiene su responsabilidad, no recae todo sobre ellos.
La principal responsabilidad es la nuestra como comunicadores, como estudiantes o egresados que permitimos que esto pase.
Un día en un canal de tv donde trabajaba me pusieron de jefe de prensa a un estudiante de diseño gráfico, al armar la importancia de las notas del día para saber cuál era al principio y cual eral en el segundo bloque pusimos de manifiesto nuestras ideas respecto a si una nota política o la del adelanto de la vacaciones escolares era primero, como no existía tal se impuso la autoridad sobre todo “Yo soy el jefe de prensa y me vas a hacer caso” me respondió de forma acalorada. Yo no miraba con respeto a ese jefe de prensa porque era diseñador gráfico y no comunicador.
Pero esa es la muestra de un caso particular, que hacemos nosotros como comunicadores o cuasi trabajadores de la ciencia, de que sirven los 5 años de carrera, si vamos a dar poder a los que no estudiaron nuestra área?
Nosotros matamos nuestra carrera.
Línea Naranja, tu cámara en ATB, Yo periodista, y muchos de casos así, como muchos estudiosos lo llaman “periodismo ciudadano”. No es otra cosa que flojera periodística, es decirle al simple transeúnte tú has mi trabajo y a ver si me da la gana de pasarlo en mi canal, porque a mí me da flojera ir a tu casa, pasar por tu puerta, visitar tú barrio, es más no tengo tiempo.
Y con todo lo anterior que hacemos, le damos el poder de transmitir información a abogados, médicos, comerciantes, amas de casa, etc. Y al único que no le damos espacio es al mismo comunicador.
Me quejo del comunicador porque es mi área de trabajo, que veo que muchachos que no pasaron ni por la puerta de la universidad te están queriendo dar lecciones de tratamiento informativo, tan solo por ser amigos del jefe, o como en lenguaje popular se diría “El chupa del de arriba”.
Pero que son las nuevas generaciones, acostumbradas a que todo les llegue por el celular, ya no hay jefes que los impulsen a cuestionarse, a exigirles más, a buscar profundidad, a ser mejores.
Será que plaquitas, regalos, cenas; ya nos han nublado la vista?, será que es más fácil que nuestra fuente nos dé lo que le da la gana de pasarnos y así nos evitamos la molestia de cuestionarla?
No dejo de aplaudir a los de la vieja escuela, a aquellos taitas que comenzaron como comunicadores siendo unos niños y hoy ya ven cerca su jubilación, de aquellos empíricos que tenían otras creencias, que aguantaron revoluciones, cuando no existía una carrera de comunicación. Aquellos que como empíricos son mejores que muchos, se hicieron en la fragua de la lucha cotidiana, cuando no existían las facilidades actuales.
El respeto a la otra profesión.
Parto del respeto a la otra profesión en virtud al respeto que tenemos que tener por el estudio del otro.
No me olvido de una oferta laboral que decía “Se necesita encargado de comunicación institucional” y en el perfil pedían a un ingeniero comercial.
Imagínense un quirófano compuesto por un artesano como anestesista, de instrumentista tengan a un ingeniero civil, de ayudante a un médico y de cirujano principal a un comunicador. Pero todos con bata, barbijo, guantes, etc. No sabríamos quien es quien, y la cosa sería que si el paciente no muere fue una operación exitosa. Todos amparados bajo la protección institucional, la cual dará la cara en caso de que algo salga mal.
Seamos profesionales y demos el profesionalismo que se requiere para poder exigir el mismo respeto por nuestra profesión. Si tenemos un dolor consultemos con un médico, si necesitamos un consejo legal acudamos donde un abogado, si nuestro auto se arruina, vayamos al mecánico. Dejemos de meternos en la profesión del otro.
Además respetemos nuestra carrera y hagamos respetar todo lo aprendido en los años de universidad y en los años de ejercicio de la profesión.
Dejemos de ser hipócritas y rasgarnos las vestiduras diciendo que nuestro campo laboral es muy pequeño. Cuando damos docencia les decimos a los estudiantes que hay un futuro en nuestra área, pero cuando salimos del aula les quitamos ese espacio al contratar a gente que no es de nuestra área.
Basta de apuñalar a los nuestros por la espalda contratando gente solo porque es mi novia, o porque es mi cuate y “tiene pilas” para hacer las cosas, o porque me cobra un poco más barato que el comunicador.
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