Hace unos 10 años atrás el entonces comandante de la Policía Coronel Carlos Quiroga y el entonces Director de la Unidad de Bomberos Galbin Daza, nos capacitaban a un grupo de periodistas que de forma voluntaria durante tres semanas fuimos instruidos en primeros auxilios, rescate y seguridad contra incendios.
La finalidad de ese curso era que muchas veces la prensa está en el lugar antes que los equipos de rescate y con lo aprendido podemos colaborar y facilitar el trabajo de los bomberos.
Esta mañana cuando desayunaba y leía la noticia de que un equipo de prensa prefirió seguir transmitiendo antes que prestar colaboración, me acordé de mi grupos de periodistas al rescate que seguro estaría echando las mil y una maldiciones al aire.
Durante el día reflexioné ¿hasta donde la ética acompañan la labor de un periodista?, ¿cuál es el límite de nuestras acciones como camarógrafos?, ¿en qué lugar queda el “Otro”? y¿ porque mierdas el productor no paró la transmisión?
Resulta una cosa muy interesante que el día de ayer el Periodista Ricardo Bajo publicará una Columna en el periódico La Razón, haciendo una reflexión al periodismo del cual extraigo una de sus últimos renglones “Nuestro “viejo” periodismo es un puto cadáver, está muerto tirado en la calle y el “nuevo” todavía no ha nacido, peor ni siquiera se lo espera”.
Ante esta nueva forma de satisfacer necesidades de los consumidores, puesto que muchos jefes de prensa o productores incitan a camarógrafos y periodistas a darle lo que el público quiere, sin importas el quebrar leyes o simplemente el quebrar la ética de su personal.
En alguna sala de prensa hace muchos años discutía con mi jefe de prensa por no haber hecho caso a mi periodista y filmar a más familias llorando después de la muerte de algún familiar en un hecho de tránsito. La acalorada discusión concluía “Si la competencia lo tiene, tú también lo tienes que conseguir y punto”, concluía el regaño.
Y es como lo menciona Ricardo Bajo, la pelea por unos likes en la redes sociales han llevado a la reducción de la ropa de la presentadoras; el contenido a pasado de notas de investigación a los memes del día, lo más elaborado es el homenaje a Cochabamba o la efemérides, que se aproxime.
Estamos formando periodistas flojos, los cuales piden todo mediante redes y comenten el error más simple, la no verificación de fuentes y en muchos casos ya no existe contraparte.
El periodismo antiguo está casi muerto, queda la esperanza que en alguna sala de edición quede algún jefe con más cabeza, el cual no crea que el periodismo es simple, pero que tampoco lo haga tan complicado. Por lo demás como creadores de historias, reflexionemos en que momento perdimos la ética
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